¡MIL GRACIAS A TODOS!

Hace dos meses que empecé a hacer lo que más me gusta públicamente, escribir. Desde hace mucho tiempo expreso todo lo que siento en el papel. Él es mi confidente, el que escucha mis penas y alegrías. Supongo que muchos de los que me leéis también amáis la literatura y, como no, el simple hecho de componer historias. Así que, desde aquí quiero agradeceros a todos por dedicarme un rato de vuestras vidas. Son ya más de 250 visitas en el blog desde su apertura y no puedo estar más contenta. Es por esta razón que estamos de celebración. Sé que siempre subo poemas, pero hoy quería recompensaros, todo el apoyo que me estáis dando, con un microrrelato que he escrito. Es una pequeña y breve historia descrita de una imagen mental que procesé hace unos días. Espero que os guste. Muchísimas gracias por todo y disfrutad.

Microrrelato

     Era el pequeño de tres hermanos. Siempre que nevaba a Carlos le encantaba sentarse a los pies del ventanal, mientras Jorge contaba historias de terror. La chimenea estaba encendida, lo que añadía un toque de calidez a la habitación. Carlos se imaginaba como sería una vida plagada de éxitos, éxitos que agrandaran su calidad de persona. Observaba detalladamente cómo los copos caían del cielo con una perfección impoluta aturullándose en pequeños montones que cubrían las calles de Barcelona. La ruidosa ciudad quedaba reducida a una bella marea blanca, que cubría por unos breves o, quizá, largos días el centro de su mundo. Comprobaba cómo la hermosa nieve era efímera, al igual que la vida. Un día estás en tu grandioso y merecido momento y, sin saber cuándo, desaparece.

    Mira a Jorge, aún atemorizando a todo aquel que sucumbe a sus aventuras, y mientras escucha el consumir de la leña, abrasada por el hambriento fuego, comprende qué no necesita más, tiene lo que siempre ha querido: un acogedor hogar y una historia que crear. 

Irene Baltanás.
Espero que os guste. Va por vosotros. 

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